—Lo recordaremos. —Sylpha se arrodilló ante Tyris, bajando la mirada en sumisión.
—Tengo una pregunta. —Dijo Meron asumiendo la misma posición, incapaz de mirar al Guardián a los ojos—. Me parece que te agrada Verhen e incluso lo respetas.
—Estás en lo cierto en ambos temas. —Tyris asintió para que continuara.
—Entonces, ¿por qué no hiciste nada cuando Morn emitió ese maldito Decreto Real? ¿Por qué te quedaste de brazos cruzados cuando Meln Narchat tendió la trampa en el Restaurante Lobo Celestial? ¿Por qué permaneciste en silencio hasta este mismo momento? —Preguntó el Rey.
—Por la misma razón que no muevo un dedo contra Thrud, no detuve la guerra civil hace siete años y nunca te protegí de los ataques de Balkor. Porque te amo demasiado como para robarte la oportunidad de convertirte en una mejor persona.
—¿Qué quieres decir? —La Reina levantó la mirada confundida.