—Está bien. Buenos días mis queridos estudiantes. El profesor Manohar está realmente feliz de veros de nuevo. —Manohar modificó su saludo en consecuencia.
—¡No hables en tercera persona como un loco y muestra algo de respeto hacia la academia y tus estudiantes!
Linjos había esperado que al obligar al indisciplinado Profesor a participar activamente en la clase de Sanador, le enseñaría una lección sobre responsabilidad. Sin embargo, su plan había fracasado desde el principio.
—¿Por qué estás tan enfadado? Acabo de conseguir las garras de las nagas, ¿sabes lo difícil que es conseguirlas? Además, sí, puede que haya perdido la noción del tiempo, pero encontré una cura para la Prixyne. ¿No cuenta eso algo? —Manohar replicó con un tono indignado.
La clase sorprendida en asombro. La Prixyne era una enfermedad degenerativa congénita, incluso peor que la que Tista había sufrido en su juventud. Afectaría al sistema nervioso, haciéndolo colapsar con el tiempo.