—No realmente. Puedo mantener cientos a la vez. Uno solo no es nada. —Respondió Lith.
—¿Pueden comer y saborear la comida?
—Sabor, sí. No pueden digerirla, pero la oscuridad de su cuerpo debería consumir cualquier cosa que coman. ¿Por qué?
—Estaba pensando en desayunar con toda la familia. Ahora que estamos todos reunidos, deberíamos celebrarlo. —Respondió Raaz.
Lith se tensó por un momento. Su amor por Trion era solo superado por el de un cálculo renal, pero no pudo negarle a su padre un favor tan simple. No después de ver la luz en sus ojos de nuevo, como el día en que Kamila le propuso matrimonio.
—Claro, papá. —Dijo Lith, obligándose a sonreír.
—¿Lith? —Kamila tiró de su brazo.
—¿Sí, querida? —Se volvió para mirarla, notando la tristeza en su rostro.
—¿No deberías sacar también a Locrias y Valia? —Ella preguntó.
—¿Por qué?