—Solus estaba acostumbrada a ser la otra mitad de ese "nosotros". Ella y Lith habían sido el único "nosotros" durante más de quince años y ahora Kamila se lo había arrebatado. Solus miró a la mujer que esperaba frente a la casa, manteniéndose a distancia para darles el espacio y tiempo que necesitaban.
Solus se encontró a sí misma envidiando profundamente a Kamila.
No por sus largas piernas o porque se veía increíble en un bikini. Ni porque Kamila parecía tan joven como un Despertado gracias al entrenamiento de Jirni, la Magia del Renacimiento de Salaark y la felicidad de los días recientes.
Sino porque ella podía sentir a través de su vínculo con Lith que cada vez que él miraba a Kamila, no veía sus preocupaciones, no estaba afligido por su carga. Todo lo que él sentía de ella era su amor y cuidado.
La falta de una conexión mágica ponía distancia entre ellos, pero al mismo tiempo hacía que su conocimiento íntimo del otro fuera precioso en lugar de darlo por sentado.