—Como ya saben, los actuales anillos de retención mágica tienen terribles limitaciones. No pueden almacenar un hechizo de un nivel diferente al suyo y no pueden ser utilizados por alguien que no sea su dueño.— Dijo Balkor.
—En papel, no hay nada malo en eso, pero miren el problema desde otra perspectiva. Cada mago tiene algo en lo que sobresale y algo en lo que falla. Por ejemplo, no puedo igualar la defensa de Orión como un Caballero Mago, así como él no puede igualar la fuerza destructiva de mis hechizos.
—Si pudiera cargar sus anillos y él los míos, cubriríamos nuestras respectivas debilidades. También tendríamos siempre listos hechizos que sólo podemos lanzar lentamente y con efectos mediocres.—