Solus se maldijo a sí misma. Estaba tan acostumbrada a intercambiar sus pensamientos con Lith que a menudo olvidaba que a la mayoría de la gente le resultaba molesto tener una voz charlando en su cabeza, especialmente en pleno combate.
—Mi suposición es que la fuerza de las dos Llamas del Origen no importa. Para combinarlas en Llamas Primordiales, nuestros dos Demonios aquí tienen que manipular de alguna manera la firma energética de sus respectivas llamas hasta que coincidan —dijo ella.
—Por favor, explique —dijo Tista.
—Piénsenlo. Cuando ustedes respiraron juntos, nada diferente a lo usual sucedió —respondió Solus—. Sus respectivas Llamas del Origen trabajaron independientemente y causaron explosiones cada vez que entraron en contacto —dijo Solus y los demás asintieron para que continuara.