Lith miró a Xenagrosh con sorpresa, sintiendo a Solus temblar al ver al Dragón de Sombra y el olor de Bytra que ella llevaba.
—Podemos tener nuestras diferencias, pero sabes que siempre he guardado tus secretos. Puedes confiar en mí —La división que se había abierto entre Zoreth y el hombre que ella consideraba su hermano pequeño le dolía profundamente, y sus ojos lo mostraban.
Ella estaba ansiosa por redimirse y a su esposa ante los ojos de Lith hasta el punto de que ninguno de ellos había contado a Vastor sobre la verdadera identidad de Solus. Bytra prefería morir antes que infligir más dolor a la mujer que ya había matado una vez.
—La decisión es tuya, Solus —dijo Lith.
—No me agrada mucho Xenagrosh, pero si nos enfrentamos a Orpal y él conjura su torre, necesitaremos toda la ayuda que podamos obtener. Solo manténla alejada de mí —El anillo de Solus estaba hecho de piedra inanimada, pero aún así logró temblar de miedo.
—Acepto.