—Buenos dioses, ¿estoy tan fuera de forma o has ganado unas cuantas toneladas? —El Fénix Azul dijo después de que su espalda chasqueó por el esfuerzo.
—Un poco de ambos. Criaturas de tu tamaño se supone que me deben levantar con facilidad. —Solus asintió en dirección a Lith mientras suavemente pero firmemente quitaba las manos de Aerth de ella.
El Fénix puede haberla recordado claramente, pero ella no, haciendo que la repentina intimidad fuera espeluznante.
—Oh, lamento mis modales. Soy Aerth. —Le ofreció la mano a Lith—. ¿Eres su novio, esposo o algo intermedio?
—Soy Lith Verhen y soy su pareja.
—Definitivamente es un término de jerga con el que no estoy familiarizado. Maldita sea, necesito salir más. —Aerth asintió—. ¿Te contó Elphyn alguna vez cómo nos conocimos? Ella estaba realmente curiosa acerca del ritual de apareamiento de los Fénix y fui el afortunado que eligió en una fiesta.
