—Estaba pensando. Realmente no tenemos mucho tiempo. Hay una guerra afuera y tu fuerza vital está agrietada. Todavía tenemos que armar la máquina de intercambio de cuerpos y asegurarnos de que funcione. Si algo sucede antes de eso, se acaba. —dijo Solus.
—Se acaba para mí. —señaló Lith.
—Para nosotros. —Ella respondió.
—No me hagas un Xenagrosh, Solus. No quiero vivir con la carga de tu vida. La mía ya es lo suficientemente pesada como está. —Él dijo mientras la abrazaba fuertemente.
—Eres potencialmente inmortal y estoy bien con eso. No puedo prometerte estar contigo por el resto de tu vida. Solo puedo prometerte estar contigo por el resto de mi vida.
—Eso es más que suficiente para mí. —dijo Solus, cayendo en un dulce y tranquilo sueño.
***
Solus necesitaba tiempo para volver a la normalidad, pero afortunadamente, tenía mucho.
