—El bastardo hizo trampa con su maldita torre de magos en forma de caballo. Tienes que estar atento a eso. Gloria al Reino, Zogar. —Dijo Manohar.
Zogar Vastor había escuchado esas palabras innumerables veces, pero no las había pronunciado en años. Era el grito de guerra del Reino que sus ciudadanos leales gritaban al realizar un acto de valor o el último sacrificio.
Vastor odiaba el Reino por cómo lo habían tratado y por todas las vidas que había tomado en su nombre como un Altomaestro. Despreciaba a sus ciudadanos por la forma en que se trataba a cada joven mago talentoso porque tanto la nobleza como la plebe envidiaban y temían su talento.
El Maestro sabía que la guerra con Thrud era inminente y había estado pensando de qué lado ponerse, si es que debía ponerse de algún lado.