—Además, si se monta un Trueno Estrellado en lo alto de las murallas, solo tendrían que girarlo 180 grados para volar un castillo y matar a todos en su interior. —dijo Meron.
—Gracias, su Majestad. No tengo más preguntas. Si no tiene una tarea para mí, me retiraré. —Lith hizo una reverencia a los Reales y dio un paso atrás, esperando su permiso.
—No lo llamaría una tarea, pero sí tengo algo para ti. —Meron levantó la mano para detener a Lith—. Me alegra informarte que la Mansión Verhen está casi terminada.
—Antes de encargar los toques finales, necesito saber si todo es de tu agrado. Lamentablemente, estoy muy ocupado con asuntos de estado, pero Peonia aquí se ofreció amablemente a acompañarte. —
Al escuchar esas palabras, la princesa se levantó y le hizo una reverencia perfecta a Lith.
—¡Maldita sea! Manohar tenía razón. —Maldijo por lo bajo.
—¿Todavía necesitas aprender que el dios de la sanación siempre tiene razón? —Solus se rió a su costa.