—¿Es esta la recompensa que recibo después de hacer todo lo posible por darte un sabor de casa? —Friya respondió, abriendo un Paso de Distorsión que conducía directamente a su destino.
Era un gran claro de césped rodeado de árboles ampliamente espaciados. Para sorpresa de Nalrond, Friya había elegido para su cita uno de los parques en las afueras de la ciudad. Aún faltaban varias horas para el toque de queda, y, sin embargo, no había nadie más allí.
La luna creciente alta en el cielo se reflejaba en el pequeño lago cercano, cuya superficie solo era perturbada por el viento. Pequeños grupos de aves acuáticas descansaban cerca del estanque, mirando a los recién llegados con curiosidad y expectación.
Empezaron a graznar a la pareja, esperando algunos obsequios.
Debía admitir que era realmente un lugar romántico, tal vez demasiado para una primera cita.