—No. No te dejaría volver hasta asegurarme de que tu mente no esté dañada y de que pasara suficiente tiempo para que puedas tomar una decisión racional, no.— admitió Silverwing.
—¿Y cuánto tiempo tomaría eso? ¿Meses? ¿Años? Eso no suena como libertad, sino control.— Solus sacudió la cabeza. —Mi respuesta es no.—
—Como si dejara que alguien como ella aprendiera los secretos de Lith. Si elijo a un nuevo socio, podrían revisar mis recuerdos y arruinar la vida de Lith. Basta con decirle a su familia que él no es el verdadero Lith para poner en riesgo todo lo que ama.— Pensó ella.
—Tomaría el tiempo que tenga que tomar.— dijo Silverwing con un suspiro, colocando sobre la mesa el segundo paquete. —Por cierto, niña, sería mejor que deseches la Unidad de Eliminación.—