—¿Por qué dices eso? —Preguntó la voz femenina.
—Bueno, en mi mundo, estar unido de por vida con alguien con quien no tendrías ninguna intimidad era la definición de broma del matrimonio.
—Eso es gracioso. —La voz rió—. Y también algo triste.
—No importan las bromas. Déjame entender esto: alguna vez fuiste un poderoso artefacto, lleno de tesoros y conocimientos. Ahora todo lo que tenías y conocías está perdido. Además, te has reducido al tamaño de una canica. ¿Me estoy perdiendo de algo?
—No, todas tus afirmaciones son correctas.
—Además, no me escogiste por mi talento o virtud. Solamente porque poseo, y cito 'los poderes mágicos mínimos para mantener tu vida'. Eso me hace nada más que un sistema de soporte vital de imitación.
—Eso no es exactamente correcto. Ahora estoy unido a ti hasta que la muerte nos separe.
—Eso suena cada vez más a matrimonio. —Grunó Lith.
—No soy un parásito, puedes verme como un simbionte. Ambos nos beneficiaremos de nuestra relación.