Syrook torció su cola, acercando a Lith lo suficiente para que su cabeza se lanzara hacia la expuesta parte de abajo de la membranosa ala izquierda en la espalda de Tiamat.
Para su sorpresa, Lith no intentó liberarse del agarre ni estirar sus alas lo más lejos posible. Los cuatro huesos entre las membranas se flexionaron como dedos, formando lo que parecía un puño hacia abajo.
Entonces, el ala golpeó la cara del Dragón Negro con un movimiento de gancho hacia arriba que cerró su boca de golpe y lanzó su cuello hacia atrás como un látigo.
—No eres el único con extremidades extra, amigo— pensó Lith mientras aprovechaba el retroceso del golpe del ala para girar sobre su pierna atrapada y patear al Dragón Negro en el pecho con la otra.
Sus garras se clavaron más allá de las escamas y en la carne, haciendo sangrar a Syrook mientras era golpeado contra las paredes de Zeska. Toda la ciudad tembló como si hubiera sido golpeada por un terremoto y varias personas cayeron por las almenas.
