Aparte del olor penetrante a descomposición y su ropa nuevamente hecha jirones, no había rastro de lo que acababa de suceder en la tienda de Lith. La forma de guantelete de Solus se había recuperado por completo de todas sus heridas y ahora estaba lleno de poder.
—¿Qué diablos? La Llamada de la Muerte no debería funcionar así. Era como un hechizo completamente diferente.
—Bueno, por lo que vale, tú también parecías una persona completamente diferente. Tus ojos se volvieron inhumanos y cuando el flujo de energía alcanzó su punto máximo, todo tu cuerpo comenzó a latir según su ritmo. Habías comenzado a mutar en un…
Solus no pudo encontrar las palabras para describir la monstruosa silueta que casi se había superpuesto con Lith.
—…cosa, pero gracias al cielo todo se detuvo antes de que fuera demasiado tarde. —