—¿Cómo te sientes, Tista? —preguntó Lith.
—Mucho mejor, gracias. —Cambió de forma varias veces de su forma humana al Demonio Rojo para mostrarle que se había recuperado por completo.
—Entonces será mejor que volvamos al Laboratorio de Forja Maestra. Hasta donde yo sé, mis vacaciones terminaron —dijo Lith.
—Ya he contactado con Faluel y le pedí que envíe a Abuela una lista de todos los conocimientos que recopilé en Urgamakka para que nos enseñe en caso de que no comprendamos los puntos clave de alguna técnica.
—¿De verdad estás dispuesto a compartirlas conmigo? —preguntó Friya.
—¿Por qué no? —Se encogió de hombros—. Phloria y yo los conseguimos juntos. Planeo compartirlas con Tista y Phloria como mis aprendices, mientras que tú las aprenderías de todos modos de parte de Faluel.