—¿Por qué no? —La duende mujer miró al grupo del Protector con odio y envidia—. Si no fuera por el Armonizador, ya habría envejecido y muerto. Ahora, en cambio, soy más inteligente y poderosa de lo que jamás habría sido como duende caída.
—¿A quién le importan unos cuantos enanos? Mientras esté viva, ¡siempre puedo tener más! —La duende usó sus palabras para confundir sus mentes y lanzar magia de tierra para derribarlos con un ataque sorpresa.
Las paredes, el suelo y el techo alrededor del grupo de invasores se hincharon como una burbuja antes de explotar en innumerables fragmentos afilados como navajas, atacándolos desde todos los lados.
'¡Qué engreídos! Es fácil para los que pertenecen a razas perfectas hablar así.' Pensó ella. 'No puedo permitir que arruinen mi vida. Si mato a los intrusos, quizás el Señor me recompense con un Armonizador superior, como lo hizo con Rhona.'
