—¿Me darán equipo para esta misión o como intercambio por mis servicios? —preguntó Nalrond.
—Sí. —Las palabras de Faluel le sacaron una sonrisa.— Si lo encuentras mientras trabajas. Como dije varias veces, tú no eres mi aprendiz y los materiales mágicos no crecen en los árboles."
El Rezar maldijo interiormente a la Hidra y salió primero del escondite.
—¿Y qué hay de mí? Trabajé mucho para ti durante años. —dijo Protector.
—Lo hiciste a cambio de mis lecciones y de los recursos que necesitabas para hacer tu hogar tan cómodo como el de Lith. —Ella respondió.— Pero tienes razón, no puedo enviarte allí con los prototipos de Lith.
—Ajatar nunca me dejaría escuchar el final, presumiendo de lo bien que trata a su aprendiz en cada ocasión que tenga.
—¿Realmente me vas a dar equipo solo para no quedar mal en un concurso de mediciones de Despertado? —Protector estaba atónito.