En lugar de ser suave, la superficie del martillo parecía estar compuesta por escamas perfectamente superpuestas que solo la presencia del borde negro entre ellas revelaba.
—¿Es eso ...? —Lith no pudo terminar la frase.
—Sí. Lo hice con trozos que nosotros, los Guardianes, soltamos y compartimos. Después de probar el mío, también hice uno para Leegaain y Tyris. Siempre recuerda que solo un idiota nunca comparte.
—No importa cuán brillante sea una mente, siempre hay algo que puedes aprender de los demás y defectos en tus creaciones que no puedes notar simplemente porque los miras con los ojos amorosos de un padre.
Salaark cargó su martillo de una manera que no era diferente de la técnica que Lith había desarrollado por sí mismo. Sin embargo, en lugar de invocar un círculo de Forja del mundo energía como lo haría él, ella golpeó la Fragua.
