Zinya había imaginado ese momento innumerables veces, preparando discursos largos para confrontar a Lith y exigir una explicación por hacer sufrir a su hermana pequeña.
Sin embargo, en el momento en que se paró frente a él y vio su mano extendida, todo lo que pudo hacer fue apartarla y abrazarlo como un hermano perdido hace mucho tiempo. No importaba cuán enfadada estuviera con él, Zinya no podía olvidar que Lith fue el primer hombre que ella había visto.
Él fue quien le dio la vista, amor a su hermana y a ambas más felicidad durante los últimos tres años de lo que habían tenido en toda su vida. Incluso si Lith y Kamila no terminaran casándose, Zinya nunca dejaría de considerarlo un miembro irremplazable de su familia.
—Todos te extrañamos, tonto. —Dijo ella, poniendo énfasis en "todos" y negándose a soltarse hasta que él correspondió el abrazo.— Lamento mucho tu pérdida. Nunca conocí a Quylla, pero escuché mucho de ella por parte de Kami.
