Sus largas piernas y suaves curvas habían hecho atractiva a la noble dama incluso durante su primer encuentro, cuando llevaba un uniforme gris de prisionera, y no hablemos ahora que llevaba maquillaje y un precioso vestido de noche.
—¿Nindra Luce? ¿Eres tú? —preguntó Lith.
—Sí, soy yo. ¿Te conozco? —Ella respondió con una voz tan sorprendida como la de Lith, tratando de recordar cómo podría haber olvidado encontrarse con un Archimago.
—Correcto. Olvidaste a Red pero aún recuerdas a ella —Solus dijo con una mueca. —¿Tiene algo que ver con haberla visto desnuda?
—No, solo recuerdo a mis pacientes y estudiantes a los que conocí varias veces, mientras que siempre me siento libre de olvidar a los chicos al azar que se quedan en segundo plano mientras yo lucho —Respondió Lith.
—Prueba lo —La celosía en su voz los sorprendió a ambos.
—Recuerdo a la agradable señora con sobrepeso también, Niha Zeir, y a ese imbécil de Garith Senti —Él dijo.