—Vaya, vaya, vaya. Un pequeño misterio resuelto, cien grandes misterios sin respuesta. Mis hijas saben todo sobre Lith pero nunca mencionaron sus habilidades para mí durante todos estos años.
—Niños de hoy en día —dijo Jirni con un profundo suspiro mientras cambiaba sus planes según su último descubrimiento.
Mientras tanto, en la taberna de Haug, Lith no tomó bien el abrupto final de la conversación. Rugió de furia y liberó su aura azul-violeta, ya que no tenía sentido ocultarla más.
Los arreglos de Luzcustodia eran aún más fuertes que los de Belius, pero esta vez no estaba Kamila con él. Lith no tenía razón para contenerse.
—¡Ese bastardo! Están siguiendo su plan, matando a la gente cercana a mí uno tras otro. No tengo tiempo que perder. Necesito descubrir quién está llevando a los niños no-muertos y hacer que Vladion mueva su maldito trasero no-muerto.
La Taberna Viajera comenzó a temblar y el cuerpo de Lith se volvió negro.