—Excelente elección, joven. Es uno de nuestros productos más vendidos. Tiene muchas articulaciones móviles y viene con varios accesorios. —Dijo el empleado mientras mostraba a Aran cómo incluso los dedos podían moverse según el arma elegida.
—Ya veo. Pregunté qué hace. —Dijo.
—Todo lo que quieras. —Ella se encogió de hombros, sin tener idea de lo que el niño quería decir.
—Eso es mentira. No vuela, no lanza hechizos, ni hace ningún sonido. —Aran presionó la cabeza, el emblema en el pecho y los brazos, pero no sirvió de nada.
—¿Estás bromeando, verdad? —El empleado estaba atónito por las absurdas exigencias de un simple juguete.
—Si eso es lo mejor que tienen, lástima los otros niños. —Aran hizo un puchero, haciendo que la mujer considerara seriamente un cambio de carrera.
—Hermano mayor, ¿puedes encantar esto? —El niño la ignoró y corrió hacia un hombre alto que parecía estar allí solo para cumplir con una apuesta perdida.
Él leyó la etiqueta del precio antes de responder.
