Aunque la Invigoración le permitía a Lith evitar dormir, no estaba exento de efectos secundarios. Cuando aún estaba en casa, tenía varias oportunidades de relajarse, como cuando cazaba para comer, enseñándole a Tista magia falsa o simplemente pasando tiempo de calidad con su familia.
Ahora Lith estaba trabajando incansablemente como una máquina, acumulando estrés sin descanso alguno, exceptuando sus tres comidas diarias. Con el tiempo, la fatiga mental acumulada lo volvía más irritable, nervioso y agresivo.
Los profesores no se darían cuenta. Lith los apreciaba y hacía todo lo posible para controlar su temperamento y tratarlos con el respeto que se merecían. Lo mismo ocurría con sus "amigos".
Después de su última conversación con Solus, intentó pasar más tiempo con ellos, para darle lo que necesitaba: más emociones e interacción humana. Esto aliviaría su depresión y desgastaría sus nervios, pero a él no le importaba.