—Ríanse todo lo que quieran, pero no recuerdo que los niños de su edad tuvieran un núcleo de maná amarillo brillante. Será mejor que les enseñe algo de magia antes de que alguien salga lastimado.
La única nota discordante fue que Zinya actuaba distante y torpe con él como si estuviera deprimida por algo.
Kamila había pasado la mañana en los bosques de Trawn con Selia, cazando. Aunque no tenía experiencia previa, todo el entrenamiento mágico con Jirni le permitió moverse aún más sigilosamente que la cazadora, quien se prometió por enésima vez aprender magia.
—Muchas gracias. Me decepciona un poco que no hayamos podido hablar mucho, pero la caza me ayudó a liberar mucho estrés.
—No seas tonta, yo debería ser quien te lo agradezca. Por fin tuve tiempo para mí, buena compañía y toda la presa que conseguimos. Por otro lado, voy a matar a Ryman por no haberme fabricado uno de tus amuletos.