En lugar de destruirlos, las Flechas de la Plaga convirtieron a los magos en seres vivos al equilibrar las escalas. Al mismo tiempo, el contacto físico permitió que las almas que atormentaban a Grem y Xennon desataran su furia.
Los cuerpos de los dos magos se rejuvenecían constantemente gracias a la masa que se les había otorgado al nacer mediante el ritual. La fuerza vital y el elemento de luz que fluía a través de ellos también habían sido robados y controlados por la Magia Prohibida que empoderaba el sol de Kolga.
Las almas utilizaron la energía de la muerte que emanaba de las grietas en la fuerza vital de Lith para apoderarse de lo que ahora les pertenecía, ya que las Flechas de la Plaga habían interrumpido temporalmente los efectos del ritual.
