—Los Cambiantes odian a los humanos por usar Magia Prohibida en ellos y por convertirlos en híbridos. Tú quédate aquí mientras yo voy a echar un vistazo.— dijo Morok.
No le gustaba volver a cambiar de forma a su forma de Tirano porque, al igual que un Balor, sus ojos absorberían naturalmente parte de la energía elemental a la que estaban sintonizados. Morok temía que las voces pudieran regresar o que él pudiera Despertar.
—Según el Maestro Ajatar, mi núcleo de mana es azul. Despertar sin ayuda externa podría hacerme estallar como le pasaría a Quylla si Mogar no me echa una mano.— Pensó.
Afortunadamente para él, sin la técnica ocular que su padre le había enseñado, Morok no experimentó ninguna molestia. Paseó tranquilamente hacia la aldea con lo más parecido a una sonrisa que su boca llena de dientes afilados como cuchillas podía hacer.