Lith asumió que la extraña criatura era una hembra debido a unos bultos similares a senos en su pecho y porque su complexión era más delgada que los que parecían varones. Su voz sonaba como si hablara mientras hacía gárgaras con agua, dándole un sonido gracioso.
Todos ellos tenían dedos palmeados que terminaban en pequeñas garras que, debido a sus brillantes colores, eran claramente venenosas y aletas que salían de su columna y caderas.
—No puedes conjurar agua si el aire está demasiado seco y no todas las criaturas se alimentan de carne roja o vegetales. Los peces son necesarios para agregar variedad a nuestras reservas de alimentos y ayudar a los humanos a crecer adecuadamente. —Al escuchar esas palabras, Lith abrió los ojos muy sorprendido.