—¿Estás segura de que no quieres tomarte un tiempo para reflexionar sobre mis palabras antes de tomar tu decisión final?—preguntó Faluel.
—He tenido años para reflexionar sobre mi vida. No busco el poder de un Heraldo porque encuentre algún placer en servirte, sino porque es el único camino que me permitirá darle un sentido a mi vida.—dijo Friya.
—Excelente respuesta.—Faluel asintió, entregando a Friya un cofre de madera del tamaño de una caja de zapatos.
—¿Por qué me estás dando un regalo?—Friya abrió el cofre y encontró un pesado martillo hecho de adamantita envuelto en un paño de seda.
—Eso no es un regalo, es tu martillo de Maestría en Forja. Te dije que mi magia de nivel cinco no es como la de la academia. Para aprender las técnicas de la Hidra, necesitas una herramienta mejor que esa frágil varita.—Faluel se levantó y llevó a Friya a su Fragua personal.
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La torre de Lith, al mismo tiempo.