—¡Ustedes dos lleven a los niños al bosque! Nosotros nos encargaremos de cubrirlos. Selia soltó la flecha solo para ver cómo era desviada por la protección encantada del no muerto más cercano, mientras más soldados de Night arrancaban las ventanas desde afuera.
Selia maldijo su arco inútil, lamentando por primera vez en su vida no haber aprendido magia. Su cuchillo de caza estaba encantado, pero con su velocidad, no tenía ninguna posibilidad de vencer ni siquiera a un esqueleto en combate cuerpo a cuerpo.
—¡La has escuchado, corre! Los ojos de Nalrond ardían con mana blanco y negro mientras los enemigos invadían la casa.
A Slash y Crash les hubiera encantado obedecer si tan solo pudieran encontrar un hueco en la formación de no muertos. Incluso habían puesto a Lilia y Leran en sus espaldas, pero a menos que algo sucediera, huir solo pondría a los niños en peligro innecesario.
Nalrond empujó a Selia encima de Crash mientras él veía impotente cómo su casa se desmoronaba.
