Jorl encontró la oferta de Tyris tan ofensiva que permaneció en silencio durante más de un minuto. Él tenía muchos defectos, pero la estupidez no estaba entre ellos. Jorl sabía cuán poderosa era realmente su madre y enfurecerla no le traería nada más que una paliza.
—Lo siento, Madre, pero pasar el resto de mi vida cuidando a seres inferiores está por debajo de mí. —Jorl había venido en busca de un rápido acceso al poder, no de un trabajo.
—Sylpha, ¿sabes qué tienen en común tu esposo y Valeron? —Tyris ignoró a su hijo y miró a la Reina a los ojos.
—Ninguno de ellos quería ser rey. Meron tomó la prueba solo para complacer a sus padres y lo primero que me pidió fue que le perdonara la vida. Me dijo que no se sentía digno de la Corona, que la idea de que miles de personas murieran solo porque él tomara la decisión equivocada le provocaba pesadillas.