El Byk rió entre dientes, una luz divertida en sus ojos.
—Que la Gran Madre me libre de tan terribles destinos. Sin ofender, pero para ser una pareja decente en la reproducción eres demasiado delgado, demasiado pequeño, sin pelo y demasiado humano—.
Gracias a su recién descubierta sensibilidad al mana, Lith se dio cuenta de que el Byk no estaba hablando en realidad. Estaba usando magia de aire para transformar los sonidos del bosque en palabras que él pudiera entender.
—No me ofende. Para ser sincero, estoy feliz de escuchar eso. Hasta donde yo sé, sólo me interesan las mujeres humanas. Sólo pensar lo contrario me asusta—. Respondió.
—¿Qué es un amigo?— preguntó el Byk entre risas.
—Excelente pregunta—. Lith suspiró. —En teoría es alguien que se preocupa por ti tanto como tú te preocupas por él. Alguien en quien confiar durante momentos difíciles o cuando estás en problemas—.
—Suena como una madre o como el líder de una manada—.