—Reservar una suite no es solo una buena idea, es genial. Me gustaría vivir los próximos días como si fuéramos los últimos humanos en Mogar, con personal mágico de limpieza que aparece convenientemente solo para hacer las tareas del hogar por nosotros.
Kamila le dio a Lith una de sus radiantes sonrisas que siempre lo hacían sentir como el hombre más afortunado del mundo.
Se había pedido vacaciones con meses de anticipación por su cumpleaños, para asegurarse de que nada estropearía sus planes. Aunque había terminado de trabajar solo unas horas y estaba muerta de cansancio por el largo día, se había vestido para él.
Además, Lith aún se sorprendía de que Kamila pudiera sonreír así a pesar de conocer la mayoría de sus secretos. Lo trataba como si Lith fuera un chico normal en lugar de un misterioso híbrido implicado en juegos de poder que involucraban a seres más viejos que el propio Reino.