La Sra. Lucas, por otro lado, estaba muy contenta de recibir los pasteles. Abrió la caja frente a todos. Algunos exquisitos pasteles estaban colocados dentro de la hermosa caja.
—Me hiciste pasteles de loto —dijo la Sra. Lucas—. Los pasteles de loto eran sus favoritos, y en el momento en que los vio, sus ojos nublados se iluminaron. —Como era de esperar, Wendy me entiende más que nadie. Ella sabe que he estado deseando estos pasteles de loto.
—Me alegra que a la Abuela le guste lo que he preparado —contestó Wendy—. Ella sabía que a la Sra. Lucas le gustaban los pasteles de loto, y como no tenía dinero extra para comprarle un regalo de cumpleaños, simplemente horneó para ella.
Sin embargo, Wendy no sabía si la reacción de la Señora Lucas era genuina o solo porque quería ayudarla a salir de esta difícil situación.
—Eres muy tacaña. Incluso si a la Abuela le gustan los pasteles de loto, no deberías hacer algo tan barato para su cumpleaños —dijo alguien.
