—¡Tres! —Michael permaneció frente al coche sin ninguna intención de moverse del camino.
Wendy odiaba a Michael. ¡Odiaba su actitud prepotente y arrogante! Unas pocas explicaciones y disculpas simples no podían deshacer el daño que él le había causado durante sus tres años de matrimonio. ¿Qué diablos le daba el valor para ponerse frente a ella ahora?
—¿Han pasado cinco años y aún así está seguro de que puede convencerme con palabras? —Wendy se enfureció—. ¿Cree que no me atrevería a atropellarlo?
Wendy había regresado a Ciudad del Lago llena de odio, pero Michael estaba tan cegado por su ego que aún parecía pensar que ella era la misma persona que lo había amado de corazón hace cinco años. Todo lo que Wendy podía sentir ahora era la ira ardiendo en su interior mientras miraba a Michael.
Ahora, ella era conocida como Corrine Swift; la vieja Wendy, que no valía nada, ya no existía.