Wendy sabía que Michael descubriría la verdad sobre sus hijos tarde o temprano, y que seguramente preguntaría por su paradero cuando llegase ese momento. Como ahora estaba de vuelta en Ciudad del Lago donde Michael era una figura tan influyente, sería imposible ocultarle la verdad. Sin embargo, no podía permitir que él se saliera con la suya y conociera la verdad tan fácilmente.
Pestañeando inocentemente, extendió la mano para empujar a Michael. Con una mirada temerosa en sus ojos, dijo:
—Sr. Lucas, sus acciones son... demasiado inapropiadas.
Michael permaneció inmóvil. En lugar de alejarse, se inclinó más y cerró aún más la distancia entre ellos. Su aliento rozó el rostro de ella. —Respeto que no quieras admitir tu verdadera identidad. Afirmando no saber quién soy, y no me importa comenzar de nuevo contigo... —dijo Michael con seriedad—. Pero no podemos hacer esto con el niño. Espero que puedas decirme la verdad.