—Ahora entiendo por qué Diamante se sintió tan ofendido cuando dije que quería irme...—, reflexionó Chloe.
Ella se mantuvo en silencio mientras miraba fijamente a Vernon, quien la miraba con una mirada profunda pero significativa.
—Oh, mi dulce Pequeño Vernon, cuánto has crecido desde la última vez que me hice cargo de ti...—, Chloe sentía mucho orgullo por él.
Ella y Vernon podrían no estar relacionados, pero ella seguía siendo la niñera que cuidó al pequeño Vernon.
Le cocinaba, le daba clases sobre cosas que se negaba a aprender de sus profesores, escuchaba sus preocupaciones ya que creció en una familia disfuncional y lo veía crecer de un niño pequeño a un joven adolescente.
Ahora, al mirar al apuesto y robusto hombre frente a ella, Chloe sintió un sentido de orgullo.
—Y mira qué hombre tan valiente te has vuelto al crecer—, alabó Chloe en su corazón. —Y tu valentía... también me da coraje a mí, Vernon—.
—Vernon, ¿puedo preguntarte algo?—
—Eh, ¿qué?—