Los ojos de Vernon se agrandaron al instante cuando vio largas costras cubriendo su mejilla. Las heridas parecían ser infligidas por una uña afilada y se extendían desde el borde de sus labios hasta el lóbulo de la oreja.
—¡¿QUÉ DEMONIOS?! —Vernon gritó en voz alta al ver las costras en la hermosa cara de Chloe. Su sangre subió al instante, y abrió de golpe la puerta.
¡BAM!
Chloe acababa de terminar de poner el plato en la mesa cuando escuchó el fuerte sonido de la puerta al cerrarse de golpe. Sus ojos se dirigieron hacia la habitación de Vernon al otro lado de la cocina, y se quedó paralizada al instante.
Vernon estaba demasiado enfadado para notar la expresión atónita que Chloe había hecho. Se apresuró hacia la mesa del comedor hasta que se situó justo enfrente de Chloe, con solo la mesa del comedor separándolos.
La mirada de Vernon se detuvo en las costras de la mejilla de Chloe, y preguntó con una voz llena de rabia reprimida;
—¿Quién hizo esa herida?
…
