Por fin era jueves y Mackie estaba muy nerviosa durante el desayuno.
No dejaba de mirar al tío Vernon, esperando que no se hubiera olvidado de su promesa de asistir a la reunión de padres y maestros, ya que esperaba que su tío viniera.
Estaba tan feliz de que un padre viniera a ver su actuación que no pudo dormir en toda la noche.
Mackie miró de nuevo a su tío y luego a su mamá, que comía a su lado. Quería recordarle a su tío sobre la reunión de padres y maestros, pero Mamá todavía estaba con ellos.
Mamá la regañaría si supiera que Mackie no le contó sobre la reunión de padres y maestros.
Mackie también sabía que Mamá evitaría que el tío viniera porque pensaba que eso interrumpiría los largos y ocupados días del tío en su oficina.
—Vernon le echó un vistazo a Mackie, quien estaba murmurando en silencio. Jugaba con su comida sin el apetito, por lo que la recordó—, Pequeño Lobo, come tu desayuno. Necesitas mucha energía hoy, ¿verdad?