—¡Espera—¡ESPERA! ¡NO! ¡CHLOE! ¡NO ME DEJES! ¡CHLOE! ¡CHLOE!!!! —Vicente gritó al límite de sus pulmones. Pero ella no se detuvo sin importar cuántas veces él gritó, tratando de evitar que Chloe se fuera con Vernon.
De hecho, ella ni siquiera miró atrás, señalando que se había desprendido completamente de Vicente.
—No, esposa... Chloe... no... no me dejes... —Vicente gritó tantas veces que su garganta se secó. Sólo pudo murmurar su nombre al darse cuenta de que se había ido.
Chloe Gray, su esposa, se había ido con otro hombre.
Y ese otro hombre resultó ser su hermanito.
Esta fue la traición que Vicente nunca esperó. Era como una pesadilla de la que se negaba a permanecer. Preferiría morir si esta fuera su verdad.
—¿Por qué todos me abandonan? Sé que cometí un error, pero siempre puedo mejorar... —murmuró Vicente—. Puedo ser una mejor persona, lo prometo.
Vicente repitió esa última frase muchas veces, pero no entendía cómo ser una mejor persona.