—¡No estoy engañando! ¡Mamá, no engañé en absoluto! ¡Él es! —Chloe consiguió un poco de valor cuando su madre la llamó adúltera. Pero lo que recibió fue…
¡BOFETADA!
Chloe quedó atónita al sentir el agudo dolor en su mejilla. Cubrió su mejilla, palpitante de dolor, con la palma de su mano y miró a su madre con ojos llenos de lágrimas.
Nunca esperó recibir una bofetada de su madre. Siempre había sido una buena hija desde que era niña. Conocía la lucha de su madre. Por lo tanto, hizo todo lo posible para no hacer la vida de su madre aún más difícil.
Pero ahora...
—¡NO PUEDO CREER QUE TENGA QUE ABOFETEARTE! —Judith gritó mientras agarraba sus manos y las apretaba juntas—. ¡DIOS TENGA PIEDAD DE MÍ POR TENER UNA PUTA COMO HIJA!
El pecho de Judith subía y bajaba mientras intentaba controlar su ira. Se sintió aún más disgustada cuando vio a Chloe llorando.
—¿Por qué lloras? ¡No te hagas la víctima cuando eres la adúltera!