—Entonces, señora, ¿puede llamar a Madam Gray ahora mismo? Es el método de verificación más sencillo —preguntó con confianza el oficial Derek, sabiendo que la anciana frente a él no podría hacerlo—. No debería ser difícil hacerlo si realmente es la subordinada enviada por el Sr. Vincent Gray y su esposa.
—Madam Gray es muy tímida, siempre se niega a que alguien vea su rostro, y mi jefe también es un hombre muy posesivo que no permite que nadie vea el rostro de su esposa —dijo María—. Es imposible que lo haga, oficial.
—Entonces, desafortunadamente, no puedo traer a los niños aquí, señora —respondió firmemente el oficial Derek—.
María comenzó a perder la paciencia con este oficial. Era tan persistente que en realidad logró llevarla al límite. Así que, incapaz de continuar con este debate sin sentido que resultó en su derrota, agarró su bolso y se levantó: —Creo que ya hemos terminado la conversación, oficial.