Chelsea marcó rápidamente el número de Vicente. No dejaba de imaginarse la reacción de Vicente al descubrir que este video se había vuelto viral y cuántas personas la acosaron en línea.
—Apuesto a que debe estar muy enojado —pensó Chelsea—. No quiero que él pelee con tanta gente solo por mí. Aunque sé que quiere protegerme.
Chelsea se veía a sí misma como una víctima de esta situación. La habían intimidado simplemente por su cicatriz. Si no la tuviera, estaba segura de que Chloe sería la víctima, no ella.
Beep. Beep.
—¡Vamos, cariño. Contesta el teléfono! —Chelsea rogó—. Se preocupó aún más y comenzó a pensar si debía ir al edificio de oficinas Gray o a la mansión de Vicente solo para encontrarlo y abrazarlo para calmar a la bestia en el corazón de su hombre.
Afortunadamente, Vicente finalmente contestó después del tercer timbrazo.
—
—…
—…