—Tal vez he sido demasiado dura con Chloe... —reflexionaba Judith. Creía que había hecho un gran trabajo enseñando a Chloe a ser una buena mujer y esposa, para que su esposo no la abandonara, tal como lo hizo el padre de Chloe y Chelsea con ellas.
Judith se dio cuenta de que a veces Chloe parecía triste, demasiado triste para una mujer que se había casado con un guapo, fiel y amoroso millonario.
Pero ella no le decía nada a Judith, y Judith no quería preguntar porque temía que eso rompiera el pequeño paraíso que habían creado después de que Chloe acertara y se casara con un hombre como Vicente.
Judith recordó lo devastada que se sintió cuando Vicente le contó que Chloe había huido con otro hombre porque él estaba demasiado ocupado con su trabajo como CEO.
Él parecía tan desconsolado que Judith instantáneamente tomó su lado.