—¿Y por qué soy raro? —preguntó Vernon.
—El tío Vernon es muy malo con mamá, pero también le gusta comer el panqueque de mamá —comentó Mackie. Sus piernas se movían bajo la mesa, disfrutando alegremente del panqueque esponjoso casero.— La comida de mamá es deliciosa. Al tío también le debe gustar, ¿verdad?
—Es tolerable —respondió Vernon. Sorbió el batido de un sorbete grande, y sus labios se tensaron por un momento.
—¿Entonces por qué tratas tan mal a mamá? ¡Mackie no dejará que le hagas daño a mamá! —dijo Mackie seriamente, sus ojos de cierva brillaban con determinación, lista para proteger a su preciosa mamá.
—Je, primero tendrás que crecer si quieres protegerla de mí —Vernon sonrió con malicia y miró a Mackie con una mirada traviesa.
Por un instante, Mackie creyó ver al tío Vernon con orejas de lobo, ¡como un gran lobo malo!
—T—Tío es como un gran lobo malo! ¡Mackie protegerá a mamá de ti! —