—¡Sé que eres una anciana vulnerable que ha tomado muchas decisiones erróneas en tu vida, pero por favor... no tomes la decisión equivocada en esta ocasión! —Shailene comenzó a implorar, pero creía que su plan funcionó porque Dorothea ya no intentó discutir con ella.—
En cambio, Dorothea se mantuvo en silencio. Su mano todavía sostenía el tirador de la puerta, y su hombro se hundía. Parecía una anciana vulnerable en sus últimos años 50, algo que ella se esforzaba mucho en no mostrar nunca.
Shailene no podía ver el rostro de la anciana en ese momento, pero creía que Dorothea debía haberse sentido muy afectada en lo más profundo de sí misma.—
—Dorothea, está bien estar triste. Pero no puedes permitir que tu tristeza influya en tu decisión. Chloe, esa manipuladora hija de puta tratará de hacerte sentir culpable, ¡y no debes ceder!—
—¡Basta, Shailene! —gritó Dorothea—Ya te oí lo suficiente. No necesitas seguir intentándolo.