—¿Es tan malo?
—Es— no es bueno —Judith quería mentir y decir que no estaba tan mal. Quería decir que Chelsea seguía siendo hermosa.
Pero esa sería la mentira más grande que jamás haya dicho.
Porque Chelsea se veía horrible. La cicatriz se extendía de oreja a oreja. Era tan sangrienta que parecía más un monstruo de una película de terror.
No podría seguir enseñando en la escuela primaria con ese aspecto. ¡Solo aterrorizaría a sus estudiantes!
Los niños comenzaron a llorar cuando vieron la nueva apariencia de su mamá. Su boca se veía tan aterradora, sumado a sus ojos que siempre los miraban fijamente. Ahora vivían con una criatura de pesadilla.
A Chelsea no le afectaban tanto sus reacciones. A ella no le importaba siempre y cuando Vicente no fuera el único que se sintiera asqueado por ella.
Además, siempre podía pedirle a Vicente que pagara por su cirugía plástica, así podría arreglar esto y tal vez mejorar algunas de sus características al mismo tiempo.