Chloe apretó los dientes e intentó luchar de nuevo, pero cuanto más luchaba, más fuerte apretaba Vicente su mano en su garganta, estrangulándola efectivamente hasta que apenas podía respirar.
—Urk— Uhk—! La cara de Chloe comenzó a ponerse más pálida que antes. Estaba haciendo todo lo posible por atrapar algo de aire sin éxito. —N—No puedo— r-respirar—!
—¿Dejarás de luchar si te dejo respirar? —preguntó Vicente, y Chloe asintió lentamente en respuesta.—
El hombre venenoso sonrió de oreja a oreja satisfecho con su obediencia y aflojó su agarre alrededor de su cuello para dejarla respirar, —¿Ves? No soy tan cruel, ¿verdad? Te dejaré ir siempre y cuando me obedezcas.