—Sin espinas...— esa palabra apareció de nuevo en su mente. —Si dejo de ser sin espinas y mantengo mi posición, ¿podría proteger a mi familia?—
—Incluso frente a ese monstruo, Vicente. Si lucho, ¿podría cambiar algo?—
Chloe nunca pensó en enfrentarse a su abusador. Solo pudo reunir suficiente coraje cuando se dio cuenta de que su matrimonio estaba insalvable.
Después de diez años de aguantar, estaba harta. Solicitó el divorcio y se fue con Mackie, esperando que Vicente firmara el papel para que pudieran procesarlo en el tribunal.
¿Quién hubiera esperado que Vicente se negara a firmar? En cambio, descargó terror tras terror sobre Chloe, debilitando su determinación y haciéndola sentir ansiosa.
—Pensé que no necesitaba luchar. Durante los últimos diez años, Vicente ha dictado mi vida y no se me permite enfrentarme...—